El Colexio de Ópticos Optometristas de Galicia pone en valor las lentes de contacto, que destacan por su comodidad y efectividad para compensar miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia

Esther Amaro, presidenta: “Sus beneficios, si se usan bien, son muchos. Hacen que el tamaño de las imágenes sea más real, que el campo visual no esté limitado por el tamaño de la gafa, y que se pueda hacer deporte o cocinar sin que se empañen”

El Colegio profesional ha celebrado hoy en Santiago el Día Mundial de la Visión con un stand informativo en la Praza Roxa

El Colexio Oficial de Ópticos Optometristas de Galicia celebró hoy el Día Mundial de la Visión, efeméride promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y apoyada por el Colexio gallego que este año la dedicada a las lentes de contacto. La presidenta del Colexio de Ópticos Optometristas de Galicia, Esther Amaro, y otros compañeros de la junta de gobierno del Colexio, presentaron la efeméride en un stand informativo situado en el Ensanche compostelano, en la Praza Roxa, acompañados en este acto por el tenente de alcaldesa de Santiago, Xesús Domínguez.

La carpa permanecerá en la plaza hasta las 18 horas con dos voluntarias estudiantes de Óptica y Optometría que repartirán información sobre las lentes de contacto a todas las personas interesadas que se acerquen a este punto informativo. Además, el Colegio ha facilitado esta misma información a todas las ópticas gallegas para que los profesionales ópticos-optometristas puedan distribuírla entre sus pacientes en esta semana de puertas abiertas, del 9 al 15 de octubre.

Esther Amaro manifestó que, a pesar de llevar muchos años celebrando el Día Mundial de la Visión, “esta edición es excepcional al ser la primera que celebramos siendo Colexio Oficial”. Destacó la labor de concienciación que los profesionales ópticos optometristas realizan con la población para salientar la importancia de la salud visual. “Los ojos aportan a nuestro cerebro el 80% de la información que recibe, por lo que es fundamental mantener una buena salud visual en todos los aspectos y actividades de nuestra vida” –indicó–.

Por supuesto, la presidenta del Colexio señaló el valor del trabajo de los ópticos optometristas dentro de la santidad pública con el fin de velar por la salud visual de la población y, de nuevo, solicitó la creación de la categoría de óptico-optometrista en Atención Primaria y su inclusión en la cartera de servicios del Servizo Galego de Saúde (SERGAS).

Al respecto de esta cuestión, el pasado jueves el Parlamento de Galicia aprobó la propuesta socialista para pedir a la Xunta la integración de los ópticos optometristas en el SERGAS, a través de una incorporación progresiva y sistemática. En esta Comisión de Sanidade también se aprobó la conveniencia de convocar una mesa de diálogo para recuperar el convenio “Ollo cos Ollos” de colaboración entre la Administración autonómica y las ópticas gallegas, con el fin de evaluar posibles modificaciones en la propuesta de convenio para volver a integrar a una mayoría de los establecimientos.

Las más utilizadas son las desechables diarias para usar de 7 a 9 horas por día, y otras que se pueden portar de forma continua durante una semana, indicadas para niños muy pequeños o personas con problemas de movilidad

El Colexio explica que las lentes de contacto, conocidas popularmente como lentillas, son productos ópticos sanitarios que actúan en íntima relación con la córnea, flotando sobre ella, e insertadas en la capa lagrimal formando un único sistema óptico continuo. Representan un concepto diferente en lo que respecta al tratamiento de las anomalías visuales en comparación con las lentes oftálmicas, es decir, la lente para gafas, sin limitar el campo de visión ni modificar el tamaño de la imagen. Los optometristas apuntan que estos dispositivos pueden compensar cualquier tipo de error refractivo, desde hipermetropía, miopía, astigmatismo e incluso presbicia.

Los profesionales gallegos señalan que todas las lentes de contacto van adaptadas directamente sobre la superficie ocular e interactúan con la lágrima, por lo tanto, aseguran que es imprescindible el examen y valoración de un óptico optometrista antes de utilizarlas, incluso las cosméticas o de fantasía, aunque solo se vayan a utilizar durante unas pocas horas. Así, los optometristas indican que no todos los ojos son iguales, por lo que se deben seguir los consejos del óptico optometrista que adapta las lentes de contacto para garantizar un uso seguro, eficaz y cómodo. “Un elevado porcentaje de los problemas que se tienen con las lentes de contacto, en torno a un 85-90%, se debe a un uso y a un cuidado inadecuados por parte de los usuarios. Debemos seguir las indicaciones del óptico optometrista y, en caso de duda, consultarle siempre directamente y en persona” –explica la presidenta–.

También los optometristas explican que es fundamental que las lentes de contacto se entreguen en envases sin manipular y sin abrir, diferenciando las lentes de los ojos derecho e izquierdo. Para proteger los ojos se deben seguir responsablemente las instrucciones de uso y conservación de las lentes de contacto, además de realizar un mantenimiento correcto y mantener su higiene, con el objeto de evitar molestias y problemas corneales, como erosiones, úlceras o infecciones. Para mayor protección, la entidad colegial advierte que es imprescindible lavarse las manos con agua y jabón antes de ponerse y quitarse cada una de las lentillas, al menos durante 20 segundos. “Los beneficios de las lentes de contacto, si se usan bien, son muchos. Hacen que el tamaño de las imágenes sea más real, sobre todo en graduaciones altas, que el campo visual no esté limitado por el tamaño de la gafa, y que se pueda hacer deporte o cocinar sin que se empañen” –argumenta Esther Amaro–.

El Colexio señala que se pueden utilizar desde edades muy tempranas, aunque se aconseja que las personas que las utilicen sean capaces de manipularlas correctamente, para poder extraerlas del ojo o colocarlas sin ayuda, siguiendo las indicaciones imprescindibles del profesional sanitario. Señala que las lentes de contacto más utilizadas son las desechables de porte diario para utilizar de siete a nueve horas por día, pero también existen las lentes de contacto que pueden estar en el ojo de forma continua durante siete días, aunque es preferible utilizar este tipo de porte en circunstancias especiales que así lo requieran, por ejemplo, en niños muy pequeños o personas con problemas de movilidad.

Además, el Colexio explica que estos elementos se fabrican en un gran rango de parámetros y con una gran variedad de materiales para que puedan adaptarse a la morfología y necesidades de corrección de cada ojo. Pueden incorporar filtros para proteger el ojo de la radiación ultravioleta o del exceso de luz azul que emiten las pantallas led.

Leonardo da Vinci, constructor de la primera lente de contacto

Las lentes de contacto tienen una historia particular que se remonta a la época de Leonardo da Vinci (1452-1519), quien ya en su obra «Código de los ojos» reflejó un diseño propio de un ojo esquemático, lleno de agua, con una apertura que simularía la pupila y una bola de vidrio que haría las funciones de cristalino. Aunque la finalidad de este diseño era el estudio de cómo se forman las imágenes dentro del ojo, podría considerarse la primera lente de contacto. También René Descartes (1596-1650) en su obra «Dióptrica» describe un método destinado a aumentar el tamaño de las imágenes mediante un tubo lleno de agua con una lente en un extremo y una apertura en el otro donde se situaría la córnea. El Colexio explica que, aunque no se llevó a cabo, este diseño empleaba un instrumento óptico en contacto directo con la superficie del ojo para mejorar la visión, incluso llegando a describir el uso de lentes para la corrección de la miopía y la presbica.

Otros  científicos del XIX, como Thomas Young, Lohnstein o Eugéne Fick, continúan desarrollando ideas similares. El Colexio explica que ya a finales del XIX surgieron varios diseños de lentes de contacto (aunque aún no se las denominaba así), pero su uso rara vez era tolerado más de una hora en el ojo. Y ya a mediados del siglo XX, los diseños de las lentes, las técnicas de fabricación y los materiales empleados consiguieron productos cada vez más cómodos para los usuarios, aunque bastantes costosos. “Las lentes de contacto evolucionaron rápidamente desde entonces, siendo capaces de corregir más defectos refractivos de forma eficaz y haciéndose más asequibles. Se convirtieron en un producto popular en las décadas de los 70 y los 80. Hoy en día continúan evolucionando y mejorando constantemente para adaptarse a las necesidades visuales y las demandas actuales” –indica el Colexio–.