El Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia aconseja el uso de gafas de sol también en invierno, incluso en días nublados, para proteger los ojos de la radiación ultravioleta

Otros factores de riesgo son la conjuntivitis vírica y las condiciones climáticas adversas

La calefacción alta en casa, en la oficina o en el coche puede provocar ojo seco con escozor, ardor o incluso la sensación de tener un cuerpo extraño en el interior del ojo

Con el invierno y las bajas temperaturas, los ojos sufren mucho. Está más asumido que es en verano cuando hay factores externos que pueden agredir la salud de nuestros ojos y ya se toman medidas para cuidarlos. Pero también en época invernal hay que protegerlos de la calefacción, las inclemencias del tiempo o la luz ultravioleta en zonas de montaña que entrañan riesgos para la vista.

El Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia explica que las bajas temperaturas, el viento o el hecho de que el sol esté más bajo en el horizonte en invierno pueden perjudicar la salud de los ojos. También el frío y el viento puede causar un aumento de lagrimeo y sequedad que se puede reducir protegiéndolos con unas gafas y utilizando lágrimas artificiales. “Si el frío se combina además con viento, los ojos se secarán y el paciente notará ardor, escozor, enrojecimiento de los ojos y lagrimeo” –destaca el presidente, Eduardo Eiroa–.

Como consecuencia del acortamiento de los días y la disminución de la exposición a la luz natural, los optometristas gallegos destacan que, si bien efectivamente hay menos horas de luz solar que en verano, la posición del sol en esta época es más baja en el cielo, de forma que sus rayos llegan con una inclinación que los hace muy molestos e igualmente nocivos. “Que el día esté nublado no significa que la radiación ultravioleta, parte integrante de los rayos solares, no llegue hasta nuestros ojos” –señala el presidente–.

Las gafas de sol no son solo para el verano, “deben usarse todo el año”. Los expertos recuerdan que está demostrado que la exposición a la luz del sol y a la radiación ultravioleta favorece la aparición de determinadas enfermedades, como las cataratas o la degeneración macular asociada a la edad. Por tanto, en invierno también es necesario utilizar gafas que lleven buen filtro frente a este tipo de radiación.

Humidificadores para el ambiente

Además, los optometristas señalan que la calefacción muy elevada en casa o en la oficina, especialmente si se está haciendo alguna labor que exija atención como trabajar con un ordenador, o incluso en el coche, donde el chorro de aire caliente apunta en ocasiones directamente a la cara, seca los ojos y puede provocar escozor, ardor o incluso la sensación de cuerpo extraño en su interior.

Para prevenirlo, los optometristas recomiendan usar lágrimas artificiales con ácido hialurónico, ya que son las que más equilibrio ofrecen entre permanencia dentro del ojo y una correcta hidratación, además de proteger la superficie ocular. “El ambiente suele estar más seco durante el invierno debido a las calefacciones, lo que provoca que las infecciones en los ojos tiendan a aumentar debido al síndrome del ojo seco, una de las razones más comunes de consulta optométrica durante esta estación. Este síndrome se produce cuando el globo ocular no es capaz de producir lágrimas suficientes o cuando estas no tienen la calidad apropiada, evaporándose muy rápido” –señala el presidente–.

Los síntomas principales del síndrome del ojo seco son dolor, ardor, enrojecimiento, ojos cansados, sensación de arenilla o visión borrosa. Pero su tratamiento es muy sencillo. Los ópticos-optometristas sugieren a las personas que sufren de ojo seco evitar la exposición a la calefacción por tiempo prolongado y utilizar gotas lubricantes para evitar las molestias. También se puede aclimatar el interior de las casas y oficinas con humidificadores al 80% de humedad, o simplemente colocando recipientes con agua encima de los radiadores para aumentar la humedad del ambiente. También el síndrome del ojo seco puede verse empeorado actualmente por el uso de la mascarilla, porque al exhalar el aire caliente de las fosas nasales éste se desvía hacia los ojos a causa del elemento externo protector y puede provocar mayor sequedad, además de empañar las gafas.

Otro de los riesgos para la salud visual es el aumento de la conjuntivitis vírica. En esta época del año se registran sus mayores índices, un tipo de conjuntivitis ocasionada por los mismos virus que provocan los procesos gripales en invierno. Los síntomas más típicos son el enrojecimiento del ojo y la secreción del mismo y suele durar alrededor de 10 días. “La persona debe aumentar las medidas higiénicas esos días para evitar el contagio, como no compartir toallas o almohadas, lavar las manos tras tocarse el ojo o ventilar las habitaciones” –destaca el presidente–.

Otro de los riesgos para los ojos en invierno es, según los optometristas, la frecuencia menor con la que se lavan las manos. “Al frotarnos los ojos con las manos sucias podemos provocarnos conjuntivitis infecciosa. Esta enfermedad provoca escozor y enrojecimiento e inflamación del ojo o de ambos. En ocasiones va acompañado de secreción abundante de legañas” –indica Eiroa–. Los niños y los ancianos son los más afectados por este problema.

Por otra parte, los expertos aconsejan proteger los ojos de la luz ultravioleta cuando se practican deportes de invierno como el esquí. Estos deportes se realizan en altitudes elevadas donde el sol traspasa menos atmósfera, encargada de filtrar la radiación, y se refleja a través de la nieve, provocando quemaduras tanto en la piel que rodea el ojo como en su interior, en la retina, lo que puede acarrear graves lesiones. Para evitar esta situación, es imprescindible proteger los ojos con un filtro de grado 4, recomendadas incluso en días nublados, y que siempre se deben adquirir en establecimientos sanitarios de óptica y asegurarse de que cuentan con un certificado que indique el nivel de protección UV.